EL ALMA DE FLAMA, primera parte

Nuestra amiga Flama es ávida seguidora de nuestro blog y de todo lo relacionado con Tu Punto Hot. Con una inquietud que le lleva a plasmar negro sobre blanco lo que pasa por su cabeza, su corazón, y sobre todo su alma. Un alma ávida de amor y placer. Ella ha querido compartir con nosotros algunos de sus escritos, con nosotros y con todos vosotros... Esperamos os gusten y os haga sentir algo en vuestro interior.



Tus labios, aún siento el sabor de tus labios furtivos

Recuerdo el calor de tus manos, que tanto deseo, recorriendo mi piel.

Tus manos descubriendo mis senos, acariciados por tu aliento.

Y yo, acongojada, dubitativa, pudorosa,

deseosa pero asustada, como si fuera mi primera vez.

Tan excitada, tan encendida, tan confundida....

Me dijiste no, y luego venías a mi.

Me sentía fuego, mi cuerpo entero palpitaba,

mi cuerpo entero palpita cuando me tientas con tus palabras,

cuando acudo a tu recuerdo, cuando pienso en nuestro encuentro.

Sólo tú puedes apagar mi sed.



No he podido evitar soñar contigo esta noche, con tus manos recorriéndome, acariciándome, apretándome, clavando tus dedos en mi carne, con tus labios y tú lengua confundiéndose en mi piel, parándose a morder mis pechos, siguiendo hasta abrir mis piernas, dándome la humedad de tu lengua, de tus labios, de tu saliva, haciéndome gemir y retorcer de placer, haciéndome pedirte que entres dentro de mi, sintiéndote lento, suave, dándome el calor de tu cuerpo, acompasándonos con la música en una orgía de gemidos.

No he podido evitar pensar en como se rozaría conmigo tu piel, como me apretarías contra ti, como entrarías dentro de mí cuerpo.

No he podido evitar querer saber que aún tienes ganas de mí.







Lo que yo quiero de ti es tu cuerpo desnudo, caliente, hirviendo de deseo, estrujando mis pechos, llenando mi boca con tu lengua, mi cuerpo sostenido con tu fuerza, unido al tuyo, lleno de ti.

Que antes calientes mi cuerpo poco a poco, lento, estremeciéndolo, quitando todo aquello que sobra para llegar a mi piel, a tu piel, dejando que yo también te agite, dejándome tan húmeda como para apagar un bosque en llamas.

Olvidándonos de todo, menos de nuestros cuerpos, de la sensualidad, de la sexualidad.

Arañando tu espalda, cerrando mis ojos sin poder evitar los gemidos, bañándonos en nuestro sudor, llenándome del jugo de tu esencia.

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