EL MISTERIO DE LAS BRAGAS ROBADAS. Capítulo 11. EL MONSTRUO ABYECTO.

 Por Rubén Olivares.


La vecindad en pleno está arrinconada en tumulto después de la amenaza de Gatito Malo. Una tensión soterrada se incrementa más si cabe por el duelo de silencios entre investigador y malvado.

Navarro se encara con Sugar Baby. -A ver lo que tiene preparado...de usted me lo espero todo...sepa que la policía está tras sus pasos y...

-¡¡¡¡AYYYYYYYYYY!!!!

Un gemido seco y desgarrado, nunca mejor dicho, cruza la habitación. Es el Ciego, ayudante de Pau...le acaban de romper el esfínter por segunda vez en el día. El gemido y el posterior desgarro se va repitiendo una y otra vez entre toda la vecindad... Anos y almorranas reventados y menciones al unísono al padre del causante de la vejación anal.

-Pero, pero... ¡¡¡¡no puede ser!!!

Después de haber pasado por la piedra a toda la Asociación de Vecinos en menos de medio minuto, una figura familiar se presenta ante Navarro. Alguien a quien conoce perfectamente. Un ser monstruoso, deforme, destartalado mental y físicamente, pero con una entrepierna que raya lo grotesco.


-¡¡¡¡TE VÍ A ENCULAR A TI TAMBIEEEEEEEEEN!!!!

La voz cavernosa del Verracoazoteas retumba en la estancia.

Gatito Malo huele una braga y se ríe. -HEW HEW HEW.

El Verracoazoteas es un ser abyecto, enemigo de Navarro desde tiempo inmemorial. Verracoazoteas es la triste degeneración de un ingeniero químico, que experimentando con la fórmula que contenía Agua del Carmen, recibió una descarga fortuita del terrible fluido, provocándole una horrible mutación, y convirtiéndose en un ser abyecto, de moral ligera y enormemente rijoso, que se dedicaba en las horas del crepúsculo y antes de ser detenido por Navarro, a entrar en las habitaciones de mancebos y doncellas recién cumplida la edad de merecer, para después vejarlos a su antojo y avío.

El ser es de aproximadamente 1.50 de altura, tiene las manos, los pies y la cabeza más desarrolladas de lo normal. Siempre va con una camiseta blanca imperio, amarillenta que le va pequeña y unos calzoncillos rotos por la parte inferior. Pero lo que más asusta de su bizarra anatomía, es una espantosa cigala de 96 cm en forma de botella de horchata que arrastra por los balcones y los tejados. Un atributo que hiende hasta la mismísima empuñadura a sus víctimas. El nabo, de tanto arrastrarlo y colgarse por tejados y antenas parabólicas, se ha hecho un callo e incluso a veces lo utiliza para defenderse de sus enemigos como la cola de un dragón de Komodo.

-¡¡¡VOLVEMOS A ENCONTRARNOS NAVARRO!!!

-Ya veo que ha optado usted por el peor de los caminos.

-LE VOY A…

De repente, el Ama de Cría, pegándose aun el filete con Benito el Congoleño se gira y cruza la mirada con el monstruo abyecto. El flechazo entre ambos es fulminante. Los dos se enamoran como sendos colegiales. El Verracoazoteas de las formas rotundas del Ama de Cría y ésta de los 96 centímetros de cigala del monstruo, que ya lo he dicho.

Benito, con la cara de coitus interruptus, recrimina al Verracoazoteas su entrada. Ambos se enzarzan en una discusión poligonera y homófoba por la posesión del Ama de Cría que ésta termina con dos sonoros bofetones a ambos contendientes.

-¡¡¡AQUI MANDO YO!!!! VENID A LOS PECHOS DE AMA DE CRÍA. UNA TETA A CADA UNO Y A CALLAR.

Los dos obedecen sin chistar y se amorran uno a cada mamella.

Gatito Malo vuelve a esnifar una braga especialmente olorosa y se le quedan los ojos en blanco. El silencio es únicamente roto por los chupetones mamelleros de Benito y el Verracoazoteas, dando a la escena una sensación de mal gusto que tira de espaldas.

-DEJA A ESE PAR DE INMADUROS Y VEN AQUÍ- recrimina Gatito Malo al Ama de Cría.

-Habló la madurez personificada-comenta por lo bajini el empleado díscolo.

El ama de cría pasa de Gatito Malo. Éste empieza a hacer pucheritos, se caga encima, llora y comienza a oler bragas nerviosamente.

Navarro aprovecha la confusión general y se pone de nuevo en la piel del investigador.

-Gatito Malo...queda usted detenido...

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