EL MISTERIO DE LAS BRAGAS ROBADAS. Capítulo 6. BENITO EL VIDENTE.

-Da...da usted su permiso don Benito...

Benito el congoleño esta recostado en una silla de ejecutivo, tiene apoyados los pies en una mesa de caoba donde hay un plato de fabada a medio acabar, mientras en la radio suena a toda mecha la retransmisión del Osasuna-Celta.

Benito tiene una voz pantanosa y profunda que inunda toda la estancia. -!!!!!QUE COÑO QUIEREN!!!!!!

Los vecinos, apelotonados y medio acojonados, pasan poco a poco a la habitación. Vienen a preguntar por el paradero de Navarro visto que sus subordinados no están mucho por la labor. El ambiente se presta al giñe pues hay máscaras chungas colgadas por todos lados, deidades con cara de mala hostia y utensilios de hechicería más chungos aún.

-Venimos... venimos a pasar consulta.

Benito el Congoleño ha abierto una consulta de videncia en el barrio y si ya estaba forrado con los negocios turbios de su padre, cacique local en su pueblo, ahora gana pasta a espuertas con las mancias.

Benito se incorpora. Lleva americana de Armani por arriba mientras que de cintura para abajo lleva un taparrabos que apenas disimula su enorme entrepierna.

-¡¡¡¡¡QUE COÑO QUERÉIS SABER!!!!!

-El...el paradero de Don Pau...Navarro...ha...ha...desaparecido.

Benito ha inventado un nuevo sistema de adivinación que consiste en colocarse en pelotas delante de tres papeles con las palabras SI, NO y TAL VEZ. Una vez quedado en trance, tras comenzarse a amancebar, hay un momento que se pone con los ojos en blanco y palote con el rabo apuntando a un papel en concreto. La respuesta que han dado las fuerzas del Mas Allá.
Hay vecinos que no cree en las mancias, pero están allá para ver los 35 centímetros de cipote de Benito. Más que nada por si luego se los cepilla. Que también lo cobra ojo.

De un gesto seco Benito se desprende de la americana y del taparrabos, se coloca un penacho de plumas, un sonajero de esos de carraca, enciende un puro de la medida de su cipote y pide 500 euros de paga y señal. El enorme nabo del congoleño queda en suspenso riéndose de las leyes de la gravedad.
Los vecinos apoquinan sin rechistar.

Se hace un silencio sepulcral en la consulta.

Los tres papeles quedan delante de la mesa... La tensión se palpa en el ambiente. Hay sudores fríos y caras desencajadas entre la vecindad. Benito se la comienza a agitar, los ojos se le ponen como los avances de las tragaperras, mientras que el nabo empieza a moverse con vida propia y a velocidad de vértigo. Unas palabras de origen tribal le salen con voz todavía más pantanosa en la fase más álgida de su comunicación con el Más Allá:

-FUCK PUSSY, HOSTIAAAAAAAAAAAAAAAA

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