El relato anterior gustó tanto que ya tenemos otros del mismo autor, quien nos ha dado permiso para publicar en castellano uno de sus escritos en inglés, y que, como en el anterior, está basado en un hecho real. Esperamos que os guste y nos deis vuestra opinión.
Antes de empezar he de decir que parece que estoy desarrollando un deseo por las mujeres mayores, por supuesto que amo a mi pareja, pero cuando hacemos intercambio sigo encontrándome con algunas mujeres más experimentas que llaman mi atención.
Fui con mi pareja a un club el martes por la noche. A pesar de ser martes había bastantes personas, una cantidad igual de solteros y parejas. Tomamos nuestro primer trago y decidimos recorrer el lugar par ver qué estaba pasando. No había mucha actividad, así que decidimos disfrutar del jacuzzi, desafortunadamente para nosotros o afortunadamente para quien vino a mirar, el aire que provoca las burbujas no funcionaba. Nos acariciamos, jugamos y nos besamos apasionadamente. Froté sus labios mayores con la punta de mi dedo, por debajo del agua, todos los que se acercaron a mirar podían ver cada uno de nuestros movimientos. Las parejas mirando de paso, los chicos se quedaban a mirar. Cambiamos de posición, puse mi espalda contra la pared del jacuzzi, ella se sentó encima de mí dándome la espalda, usé mis dos manos para tocarla, con una sostenía una pierna para tenerla abierta mientras que la otra mano se deslizó dentro de ella, acariciándola profundamente con dos dedos, masajeándola, a la vez que le besaba el cuello.
Más tarde decidimos explorar otras habitaciones sólo para parejas. En la habitación del columpio debía de haber 5 parejas, con la iluminación que había no se podía ver nada. Con el tiempo nuestros ojos se adaptaron y se vislumbraban las siluetas, había una mujer en el columpio, le hacía el amor su pareja, flanqueado por dos parejas a cada lado. La mujer le hacía una felación a su pareja mientras los demás asistentes se turnaban para tocarla. Mi pareja también se unió al grupo, yo me quedé mirando. Las parejas estaban muy entregadas al juego, los gemidos se mezclaban con el ruido del columpio, con la mujer encima haciendo mamadas a los hombres. Las parejas jugaban entre sí, los gemidos de placer llenaron la habitación. Nunca había experimentado nada igual, fue simplemente eléctrico, el aire estaba cargado de una intensa energía sexual.
De ahí pasamos a otra sala para jugar, mi pareja se tumbó de espaldas y yo me arrodillé a su lado. Ella ya se había corrido en la habitación anterior, y seguía estando muy excitada. Bajé sobre ella, me metí su clítoris y sus labios vaginales en la boca tan fuerte como pude. Con la boca abarcándolo todo saqué la lengua y jugué frontándola por donde pude. Ella se agitó salvajemente hasta que se corrió. Cambiamos de posición, yo me tumbé de espalda y ella se montó sobre mí, hasta entonces no había notado que algunas parejas habían entrado en la habitación, una se había acostado junto a nosotros, la chica estaba boca arriba a mi lado, me tocó, yo jugué con sus tetas tocándole los pezones mientras estaba siendo follada duro, lo estaba disfrutando y se notaba por los gritos. Todo esto me excitó mucho y me corrí rápido.
Después de esto fuimos a tomar una copa y volvimos a la misma sala. Una vez más mi pareja se tumbó boca arriba y yo disfruté chupando y tirando de su coño con mi boca, ella gemía. Mientras cogía aire noté que una pareja madura nos observaba, la mujer estaba medio desnuda mientra el hombre estaba vestido. Al rato la señora me tocó la pierna, di un respingo de sorpresa ya que estaba absorto en la comida. Ella se disculpó a lo que respondí que no se preocupara y continué con mi labor. Noté que se acercaban más, bueno, la señora es quien se acercó mucho, así que cuando hice una pausa para tomar aire le pregunté si quería unirse. Su esposo se había quedado parado en la puerta. Ella se acostó también sobre su espalda, así que me sumergí en ella. Dios mío, hizo algunos ruidos salvajes nada más empezar, y cuando pudo le preguntó a mi pareja si no le importaba a lo que ella contestó que no. Durante la faena nos pidió el número de teléfono y seguidamente me rogó que la follara al estilo perrito, gritaba “Que rico!!” una y otra vez mientras la complacía. Volví a bajar para saborearla y tuvo un orgasmo, me incorporé, no sé de dónde me vino la energía pero la penetré fuerte y rápido, ella hablaba y gemía a la vez. Mientras me corría por segunda vez esa noche (soy el tipo de chico de un solo disparo) me clavó los dedos y las uñas en mis nalgas, atrayéndome con fuerza hacia ella.
Estoy exhausto, me recuesto muy relajado, necesito relajarme. Veo al marido de la mujer que no está nada contento, la ayuda a levantarse, tiene unas palabras con ella y seguidamente se fueron.
Qué momento tan surrealista y loco. ¿Qué acababa de pasar? Ella se dio una alegría y a él le comieron los celos.
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