AVENTURA EN EL CUARTO OSCURO por James Bluing

Navegando por las redes siempre se conoce gente interesante, y de vez en cuando conocemos personas dispuesta a colaborar con nosotros. En una de esas dimos con un foráneo residente en Madrid que había publicado un relato en inglés en una red social, y sólo hizo cruzar unas palabras para que nos permitiera publicar en nuestro blog la versión en español de dicho relato, el cual podéis disfrutar a continuación.

La gente me ha preguntado sobre las experiencias que he tenido en clubes, en clubes liberales, así que voy a relatar lo que sucedió la última vez que fui a uno.

Mi amiga y yo al llegar decidimos tomar una copa primero. Ha hecho mucha calor en Madrid, así que sentarse en la terraza mientras bajaba la temperatura estuvo realmente genial. Debemos de haber estado sentados y hablando durante un par de horas más o menos, poniéndonos al día, hablando de la vida, el trabajo, etc... Tomamos varias copas y nos estábamos poniendo bastante cachondos.

Esta noche hubo una asistencia equitativa de parejas y chicos solteros. Nos sentamos en el bar, observando a la gente, viendo quién era quién, quién estaba con quién, etc. Recorrimos el club mirando, mirando lo que estaba pasando. Mi amiga decidió que quería entrar al cuarto oscuro, en este cuarto no se ve nada al principio, después de un rato se ven siluetas y gente moviéndose. Aparte de la puerta hay ventanas que dan hacia el cuarto adjunto. Tengo que decir que me sentía un poco borracho. Fuimos a una esquina y comenzamos a jugar entre nosotros. Nos besamos apasionadamente, chupé sus pezones, amasé sus pechos, la provoqué pasando mi mano por sus bragas y frotando su coño, estaba mojado. Estaba bastante emocionado, ella me había bajado los pantalones y los calzoncillos, y me estaba masturbando con sus manos, suaves como la sed. Poco a poco nos fuimos desvistiendo más, yo todavía tenía los pantalones alrededor de los tobillos, así que no podía moverme mucho, como tampoco podía ver mucho. En ese momento entró otra pareja en la habitación, observaron un rato y cuando se hubieron adaptado a la oscuridad se acercaron poco a poco.

Empezaron a tocarnos, los tocamos, no teníamos idea de quienes eran, los dos estaban desnudos. Pronto cambiamos de pareja. Ella era muy bajita, poco más de metro y medio, se arrodilló y se volvió loca chupándome, quiero decir que lo hacía muy duro, con mucho entusiasmo. Tengo que decir que fue demasiado para mí. Claro que me encanta una buena mamada, pero me excito demasiado rápido. Cuando era más joven podía correrme tres veces por noche, pero ahora soy hombre de un solo tiro, así que tenía que alargar el juego. Cambiamos de posición, me encanta dar sexo oral, lo disfruto mucho. Traté de poner mi lengua entre sus muslos, tuve que doblar mi cuello y mi espalda en un ángulo muy incómodo. La lamí durante un rato, esto la hizo estremecerse, diciendo cosas que no podía entender, levanté una de sus piernas sobre uno de mis hombros para poder llegar más profundo, pero esto no duró mucho ya que era incómodo para los dos. Luego pasé a sus tetas, eran bastante grandes. ¿A qué chico no le gusta jugar con los pechos y chupar pezones? Vaya, noté que sus pezones estaban invertidos, no había visto esto antes. Traté de meter mi lengua puntiaguda por el pequeño agujero, esto la volvía más salvaje aún, era muy intenso. Realmente lo disfruté, creo que fue su reacción lo que me encantó.

Mientras esto sucedía, junto a nosotros se besaban apasionadamente, tenían las manos agarradas sobre sus cabezas. En un momento él debió de haberle metido los dedos en el coño porque ella gemía en voz alta, luego ella le hizo una mamada y él acabó haciendo aún más ruido que ella.

En mi opinión, el cuarto oscuro no es un lugar para hacer el amor. Hay una habitación con un columpio que cuelga del techo con cadenas, a mi amiga no le gusta, así que aún no lo he probado. Pensé que poner a la dama con la que estaba encima del columpio habría sido genial, la habría aupado y así llegar a su coño habría sido más fácil y, por lo tanto, podría haber jugado con ella más fácilmente. Luego tener relaciones cómodamente, balanceándola de un lado a otro, mmm... una y otra vez.

Otras parejas también entraron en el cuarto, estaban mirando. La energía era tan intensa en ese momento que tuvimos que ir a la habitación adyacente donde seguiríamos teniendo sexo. Mi amiga y el hombre con el que estaba se encaminaron delante, nosotros les seguimos. En esa sala había más luz que en el cuarto oscuro y me sorprendí un al verlos, tenían más de 60 años. Él era regordete, y ella no era exactamente delgada además de tan bajita como suponía.

Pasamos a la habitación, que tenía camas, una a cada lado, con espacio para dos parejas cada una. Nos acostamos todos juntos. Mi partenaire me preguntó que posición prefería, yo opté por tenerla arriba, me montó con cautela primero y luego fue clavándose más y más profundo, me di cuenta que no estaba acostumbrada a esta posición. Cuando más profundo se clavaba más gemía, la expresión de su rostro lo decía todo, se ve que no había sido penetrada tan profundo desde hacía mucho tiempo. Unos minutos más tarde ella se corrió, yo duré un poco más. Mi amiga también se estaba divirtiendo, también gemía, pensé que estaba disfrutando con su acompañante. Luego nos vestimos, dimos las gracias y nos despedimos. Nos fuimos a tomar algo al área común, al bar. Extrañamente no volvimos a ver a la pareja, ¿a dónde irían, qué les pasaría?

Mientras bebíamos hablamos de lo que acababa de pasar. Disfruté muchísimo de la experiencia en el cuarto oscuro, y lo volvería a hacer sin dudarlo. No saber quién está allí me pone cachondo sólo de pensarlo. ¿Repetiríamos con las luces encendidas con esta pareja? Creo que no, a mi amiga le gustan los hombres mayores pero que estén más en forma, y mencionó que su pene no era particularmente grande, y que también su peso era demasiado para ella.

A mí me tocó una mujer muy cachonda, era realmente salvaje, sus reacciones... “Dios Mío!!”, vaya reacciones. Pero eso sí, su altura era un desafío.

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