XCONFESSIONS

 

Erika Lust es un nombre muy conocido en la industria del cine para adultos. Una mujer que quiso enfocar el cine porno desde un punto de vista más real y, sobre todo, más femenino. Entre sus proyectos puso en marcha XConfessions, una serie original desde su concepto.

XConfessions se puede considerar como un proyecto colaborativo donde el público tiene mucho que ver. Cuando Erika Lust empezó a ser conocida por ser una mujer que hacía porno para mujeres con una gran dosis de realismo mucha gente empezó a consumir películas (tanto mujeres como hombres) y a abrirse a un nuevo mundo de sexualidad. Ese público se abrió también a comentarle sus fantasías y experiencias, y de ahí se nutre XConfessions. El equipo de Erika, y los directores invitados, eligen entre las fantasías y experiencias recibidas lo mejor de cada mes para llevarlas a la pantalla en películas de gran calidad, cautivadoras y explícitas donde presentan el sexo y la sexualidad como partes saludables, divertidas y alegres de la vida.

Este proyecto nació en 2013, siempre con la premisa de crear un nuevo cine para adultos más creativo y artístico, con narrativas inteligentes y donde el sexo además de ser explícito es tratado de una manera positiva, en contra de la tónica habitual de épocas anteriores donde casi siempre la mujer era tratada como un objeto. Las películas de XConfessions desprenden además sensualidad, la capacidad de crear un ambiente de morbo sin que haya sexo de por medio, mostrando como las personas se relacionan de distintas maneras en distintas situaciones, como afrontan el sexo y el deseo más allá de los roles tradicionales de género y de los estereotipos habituales entre los actores y actrices de esta industria, mostrando la mayor diversidad posible de personas.

Todas las películas son visualmente impactantes, de una gran elaboración, y se realizan a partir de unos valores que Erika implementó desde sus inicios: una producción transparente y ética, un entorno de sexo seguro, cada parte del rodaje se discute y acuerda de antemano con todos los artistas.

Desde los inicios de XConfessions, cuando simplemente era un canal online donde la gente compartía sus confesiones sexuales, esta ha ido evolucionando a una comunidad a nivel mundial que adoran el sexo y el cine siempre expectante de nuevas formas de tratar el erotismo. En esa comunidad se incluye tanto público consumidor, colaboradores aportando sus fantasías o experiencias (la principal base de todo esto), cineastas y actores. Hoy en día la serie cuenta con más de 150 cortometrajes, más de 600.000 miembros activos y más de 3000 confesiones. Y un elenco de directoras invitadas, a las que muchas Erika ofrece su primera oportunidad tras las cámaras, que pueden ofrecer un punto de vista distinto a de Erika, pero siempre con el principio de hacer un cine porno fuera de lo convencional.

     Si has leído esto y aún estás pensando quién es Erika Lust te dejamos unas notas. Erika Lust es una directora de cine erótico independiente, que realiza películas para adultos con sexo positivo al retratar personajes identificables y sexo realista, yendo más allá de los estereotipos de género y de los clichés dañinos para ofrecer una alternativa innovadora al porno convencional producido en masa. En 2004 realizó su primera película, “The Good Girl”, una versión alternativa del repartidor de pizzas, una película que causó furor en las redes y que le hizo ver que la gente estaba deseosa de un porno diferente y más inclusivo. Creo Lust Cinema, la productora desde la cual lleva a cabo la serie XConfessions, así como otros cortometrajes y largometrajes, o la serie más light Else Cinema. También creó una plataforma para la información y educación sexual, ThePornConversation.org, sin fines de lucro, para brindar a los padres y educadores las herramientas necesarias para ayudar a tratar el tema del sexo y la pornografía a generaciones más jóvenes. Algo tendrá que ver que Erika también sea madre.

En su haber cuenta con 6 largometrajes y150 cortometrajes, aparte de ejercer como productora en más de 50 filmaciones. Ha sido galardonada por sus películas, apareció en la serie documental de Netflix “Hot Girls Wanted. Turned On” (“Mujeres En La Cima”), últimamente en otros documantales del Reino Unido y Alemania, y en 2019 fue nombrada como una de las mujeres más influyentes del año por la BBC.


Puedes disfrutar de Xconfssions en xconfessions.com

Puedes conocer los directores que han participado en la serie aquí.

La primera película de Erika Lust, “The Good Girl”, disponible aquí.

FIN DE SEMANA EN UNA CASA RURAL, segunda parte

 


Antes de irnos dejamos el radiador-toallero del baño apagado, y a continuación me dijo que me pusiera de espaldas para poder agarrarme al radiador. Me puse en posición, con los brazos abiertos al igual que las piernas. La sensación era extraña, nunca había estado así, no sabía cómo podría soportar una sesión así, sin mis 3 sustentos.

  • ¿Preparada?

  • Sí, mi Señor.

Y sentí el primer azote con la mano, y a ese continuó otro y otro más, no sé cuántos fueron, pero cuando acabó mi culo estaba rojo, luego tan sólo pasó una vez Su mano por cada una de mis nalgas. Estaba siendo muy frío y distante. Para mí fueron más dolorosos, no sabía cómo hacer frente a ellos para como había sido siempre, placer y dolor. Hoy sólo sentía dolor y a mi Señor muy lejos de mí. No podía sentir el placer porque no lo había, me estaba enseñando las consecuencias que tiene no obedecer, no podía concentrarme en los azotes, no podía conectar con mi Señor, no había esa conexión que siempre había.

Siguió con el floguer, al estar de lado veía perfectamente mi cara, veía cada reacción a un latigazo, cuando llevaba ya unos cuántos paró, Se había dado cuenta que de vez en cuando cerraba los ojos al sentir cómo el floguer se fundía con mi nalga

  • ¿Qué parte no has entendido de no cerrar los ojos?

  • Lo siento mi Señor, es instantáneo.

  • Pobre de ti como vuelvas a cerrarlos.

Continuó azotando, castigando mi cuerpo con el floguer, yo entonces me concentré con todas mis fuerzas en mis ojos, en no cerrarlos, una cosa más a añadir a la que debía estar pendiente. Esta vez el uso del floguer fue más intenso y más largo. Cuando paró respiré, mi cuerpo dejó la tensión que sentía, pero era horrible la sensación de “abandono” que sentía por parte de mi Señor. Ni una caricia, ni un beso, indiferencia total. Apoyé mi cabeza en el radiador, jadeando por el esfuerzo hecho, cuando dos lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, no podía más con la presión, con la manera de actuar de mi Señor.

Después llegaron las pinzas, colocó unas con cadenas en los pezones y con un gancho las colocó en la parte superior de los barrotes del radiador, lo que me obligaba a mantener la cabeza totalmente levantada, dolían más, tiraban de los pezones haciendo que el dolor fuera más punzante. Colocó más alrededor del pecho, en las axilas, en los labios de mi sexo. Cuando terminó de colocarlas cogió la fusta, me mandó separarme un poco del radiador, rozaba mis pezones con ella, me dio varios fustazos… yo cada vez estaba peor, tenía ganas de gritar, de salir corriendo, este no era mi Señor… O Sí? Era todo tan raro y todo provocado por mi falta de concentración.

Cuando menos lo esperaba las pinzas, excepto la de los pezones, fueron retiradas a fustazos, no pude por menos que soltar algún grito de dolor, no podía bajar la cabeza por las que tenía en los pezones, sin poder moverme, sin una caricia de alivio, y grité

  • Por favor mi Señor, no puedo más, no me haga pasar por más sufrimiento.

  • matique, ay Mi matique, ¿tú crees que tienes suficiente sufrimiento para haber aprendido la lección?

  • Sí, mi Señor, sí, no volveré a fallarle… - decía entre sollozos, llorando desconsoladamente.

  • Ay matique, yo creo que no, que no es suficiente….

  • Por favor mi Señor, no puedo más, Se lo suplico.

  • Seguimos y no lo advierto más, y ni una palabra más, ni una lágrima más.

Y de pronto noté un azote con Su mano y otro, y otro… empecé a retorcerme, a intentar esquivar el azote, y cuanto más me movía más fuerte me daba… cuando terminó estaba exhausta. Sin previo aviso me quitó las pinzas de los pezones, los masajeó para que la sangre retornara a ellos y el dolor fue horroroso.

Estaba agarrada al radiador, con la frente apoyada en uno de los barrotes y llorando, sentía todo mi cuerpo dolorido, ni una sola caricia, ni una muestra de cariño. Mi Señor había salido del baño y Le oía buscando algo entre los juguetes. Volvió al baño y de repente la oí, no pude por menos que girarme, mirarle y suplicarle

  • No, por favor, mi Señor, eso no. Se lo suplico - mientras Se lo decía me había soltado del radiador y me había dado la vuelta, poniendo mi culo pegado a él sin dejar de suplicarle… - no, no por favor.

  • matique, Mi matique tiene que aprender y sólo así lo harás. Y ponte en posición YA.

Me di la vuelta al momento y me puse en posición. Empecé a temblar, a ponerme tensa, cuando la empecé a notar en mis nalgas rojas, creo que el grito se oyó en toda Tarragona, me retorcí, me agaché, y recibí un azote “estate quieta, ni se te ocurra volver a moverte o estaré una hora con la rueda”. Como pude mantuve la postura, no dejaba de soltar quejidos. La pasó por todo el cuerpo, apretando fuerte. El sufrimiento era exagerado, estaba por encima de todo lo que yo podía soportar. Y paró. Yo me relajé un poco pero seguía llorando sin parar. Mi Señor salió a la habitación, yo me quedé inmovilizada en la misma postura, no podía moverme, me daba miedo moverme pero al final mi cuerpo cayó desplomado al suelo, apoyado de lado en el radiador, las piernas me servían para esconder mi cabeza… ni rastro de mi Señor.

Pasado unos momentos entró en el baño, Se agachó, me levantó la cara y limpió mis lágrimas con Sus manos. Me ayudó a levantarme y me dijo “Ya estamos terminando”. Mi cara de asombro no pasó desapercibida, me dije a mí misma ¿pero qué más? Y empecé a temblar mientras me llevaba a la habitación.

  • Quítame la ropa matique, hazlo como tú sabes, con cariño, con delicadeza, con cuidado y sin llorar.

  • Sí, mi Señor.

¿Cómo iba a hacer eso tal y como me sentía? Saqué fuerzas de no sé dónde y Le fui desnudando con mimo, besándole, acariciando Su pecho. Una vez que estuvo desnudo me miró fijamente, puso Su mano en mi cabeza y me indicó que me arrodillara. Quería que sintiera Su miembro en mi boca, empecé a lamerlo, lo metí en mi boca y a hacer movimientos metiéndolo y sacándolo cuando noté Sus manos en cada lado de mi cabeza y con fuerza introdujo Su miembro un par de veces… noté cómo provocaba arcadas en mí.

Me levantó, me llevó a la cama, me tiró encima de ella, me abrió las piernas. Notaba como buscaba mi sexo, lo acomodó dentro y me follo como había sido esta tarde, sin cariño, sin caricias, sin nada de nada… me folló como a una desconocida, sexo por sexo. Cambiamos las posturas, Se terminó corriendo dentro de mí, noté Su leche caliente inundándome. Evidentemente no tenía permiso para correrme y me costó lo que no está en los escritos no hacerlo. Le limpie Su miembro con mi boca y me indicó que fuera a darme una ducha.

Me levanté de la cama, me metí en la ducha dejando que cayera el agua sobre mí, la cabeza baja, llorando, triste, abatida, dolorida… no quería moverme de allí cuando Le sentí detrás de mí, me abrazó, me beso en la nuca, en la mejilla...

  • Por favor, no lo vuelvas a hacer.

  • No mi Señor.

  • ¿Has aprendido la lección?

  • Síííí mi Señor, le contesté hecha un mar de lágrimas.

  • Ay Mi matique, eso espero.

Me dio la vuelta y me abrazó, me besó, me enjabonó el cuerpo con mucho cuidado. Al salir me secó muy despacio todo el cuerpo, con toda la delicadeza del mundo. Me puso el albornoz y me secó el pelo. Cogió el Thrombocid, me llevó a la cama, me quitó el albornoz y me extendió la crema por el cuerpo, con suavidad, sabía lo que me dolía.

Me fui tranquilizando poco a poco, empezaba a volver a sentir a mi Señor. Cuando terminó de ponerme la pomada, me arropó. Él se acostó a mi lado, me abrazó, besó mi espalda y nos dormimos.



Continuará...

Lugar donde transcurre la historia: http://casarurallatrampa.com/

Puedes encontrar floggers (látigos), pinzas, ruedas y otros artículos en tupuntohot.com/es/128-bdsm



UN DOMINGO COMPLETO

Aunque amaneció un día con una densa neblina el domingo prometía. Teníamos que llevar a cabo un Tupper Sex en el local portuense Eva y Adán en una jornada que iba a comenzar con una degustación de perritos calientes “al gusto”, como decía el encargado del carrito de La Traviesa, nombre idóneo para un puesto de Hot Dogs en un lugar como Eva y Adán. Aprovechamos ese tiempo de picoteo entre cervezas y vinos para charlar con amigos y hacer de guía a quienes venían al Tupper Sex pero nunca habían estado en un local de estas características.

La tarta del cumpleañero

Una vez se retiró La Traviesa llegó el momento de los cafés y de cantar cumpleaños feliz a Lorenzo, propietario junto a Maca del local liberal más veterano de la provincia. Un rato divertido donde los asistentes se empezaron a animar. Mientras duraba el ambiente festivo aprovechamos para instalar en la terraza, el tiempo mañanero se había transformando en una tarde soleada y agradable, nuestro stand con los productos que íbamos a dar a conocer en el Tupper Sex que llevaríamos a cabo una vez hubieran cogido sitio todo el mundo.

Dar inicio a nuestra labor costó un poco por la algarabía reinante pero una vez que empezamos a explicar los productos..... la algarabía continuó, esta vez porque el público que teníamos se lo estaba pasando bien con la puesta en escena: profesionalidad y sentido del humor. Además al poco de hablar sobre lubricantes un par de voluntarias se animaron a probar uno con sabor sobre nuestro “miembro ayudante”, también pudieron comprobar la diferencia entre una lubricante a base de agua a uno de base silicona. Para el gel vibrador Intt hubo más de una voluntaria como para el Vibepad, esta alfombrilla con vibración por control remoto causó sensación. Poco a poco fuimos mostrando y dando a conocer todos los artículos que llevábamos, llamó mucho la atención los artículos de BDSM (esposas, fusta y paleta), la bombapara el pene o el succionador de pezones, y sobre todo el caracol. El vibrador Snail (caracol) es una novedad en el mercado por su forma de uso y sus prestaciones. Tras mostrar el clonador de vagina y el tanga sin hilos dimos por finalizado las explicaciones. Llevábamos una muestra de vestidos y bikinis que tenemos en la tienda pero son artículos que no necesitan explicación. Por protocolos de sanidad disponíamos de gel hidroalcohólico y un spray desinfectante para la limpieza de los juguetes que hubieran sido tocados, y la charla se dio con una mascarilla transparente, seguridad ante todo.

Mientras aún seguíamos atendiendo a quienes tenían dudas sobre uno u otro producto y compraban lo que más le habían llamado la atención se sorteó un Satisfyer Pro 2, otro producto que pudieron comprobar cómo funcionaba alguna que otra voluntaria. No sabemos si durante las horas siguientes quien fuese agraciada con el premio le daría uso pero sí sabemos que la pintura corporal Poeme que alguien compró fue catada por más de un@ sobre un cuerpo extendido sobre el billar.

Recogido el stand llegó el momento de refrescar las gargantas y relajarse charlando con parejas amigas mientras podíamos comprobar como otras parejas estaban completando el domingo de buena manera en la parte superior del local, un domingo completo al cual pusimos nuestro granito de arena.

Abandonamos el local habiendo concretado otro evento para Junio allí mismo, en ese mes organizaremos una Feria Del Libro Erótico. Próximamente informaremos del día y de los detalles de la misma. Estad atentos!!

Y si tenéis ocasión de acudir a un Tupper Sex de Tu Punto Hot, no dejarlo pasar. Los comentarios de los asistentes es nuestro aval.

FIN DE SEMANA EN UNA CASA RURAL, primera parte.

Estaba lista para salir, me miré al espejo y mentalmente me pregunté “matique, ¿se podrá superar lo anterior?”

El próximo encuentro que tendría con Mi Señor no sería en Madrid, donde nos veíamos habitualmente. Sería en una casa rural, La Trampa, a las afueras de La Selva del Camp, cerca de Reus.

Nos encontraríamos en la estación del AVE de Camp de Tarragona. Ya hacía meses que estábamos juntos, este era nuestro tercer encuentro, pero siempre estaba nerviosa, ansiosa por encontrarme con Mi Señor y eso siempre, aparte de ser algo bueno y positivo, significaba que nuestra relación iba bien, íbamos haciendo Camino juntos.

Al igual que todas las veces, siempre tenía la sensación que algo se me olvidaba, o algo no estaba bien. Normalmente viajaba ya con la ropa que Mi Señor Me había indicado, pero con pantys, las medias siempre son incómodas y más en un viaje tan largo. Pero cuando quedaban 10 o 15 minutos de trayecto iba al baño y me cambiaba.

Pero esta vez algo pasó, recibí una llamada de Mi Señor diciéndome que me esperaba con impaciencia, que deseaba volver a sentir el roce de mi piel, que no veía el momento de estar junto a mí y yo, matique, entré en una mundo de sensaciones que no había experimentado antes, también deseaba lo mismo, y sólo sabía repetir, “Y yo mi Señor, y yo mi Señor”… salí del letargo en el que él me había llevado cuando escuché “Próxima parada Camp de Tarragona”. Me apresuré a coger la maleta, el bolso y dirigirme a la puerta para ser la primera en salir.

El tren paró, apreté el botón para apertura de puertas, giré a la izquierda y subí la cinta mecánica, volví a torcer a la izquierda y enfilar el largo y eterno pasillo que había hasta donde esperaban los familiares y amigos. Yo Le buscaba con la mirada y no Le veía, “Por Dios!! ¿dónde estaba?”, necesitaba ver Su cara ya. Llegué al final y nada, ojeé al rededor y estaba junto a una columna un poco apartada de la gente donde era complicado verle desde el pasillo, corrí a Sus brazos y nos fundimos en un beso, apasionado, lleno de excitación, me abracé a ÉL y Le dije “Por fin volvemos a estar juntos”. Cogidos de la mano nos dirigimos hacía el stand de alquiler de coches. Cuando estuvo preparado nos montamos en el y nos fuimos hacia el que iba a ser nuestro refugio ese fin de semana.

Mi Señor puso la mano en mi rodilla, y fue subiendo poco a poco, y conforme subía yo me iba poniendo de los nervios… cuando de repente intentó tocar mi sexo y no pudo… había olvidado quitarme los pantys y ponerme las medias… ”tierra trágame”. Me miró muy serio, yo no me atrevía a girar la cabeza, no dejaba de mirar al frente.

  • matique, ¿por qué no puedo tocar Mi coño?

Yo había bajado la mirada, me mordía el labio, no me atrevía a decir nada, ni moverme

  • matique, te he hecho una pregunta, y creo que no es muy complicada.

No tenía ninguna excusa, simplemente lo olvidé.

  • matique, quieres hacer el favor de contestarme ¿por qué no puedo tocar Mi coño?

  • Perdón mi Señor, olvidé cambiarme en el tren… me los quito ahora mismo.

  • NO, no quiero que lo hagas, ahora no… esto tendrá consecuencias y lo sabes.

  • Sí mi Señor

Más o menos se tardaba unos 25 minutos en llegar. Fuimos hablando, más bien yo contestaba a Sus preguntas, no hacía más que darle vuelta a lo que había pasado, no me lo podía creer, cometer ese fallo de novata. Me sentía humillada, pequeña, sentía mucha vergüenza por haber cometido ese fallo.

No tenía miedo ante el castigo, nunca lo había hecho, pero me enfrentaba a una nueva situación desconocida para mí.

Por fin llegamos a la casa rural, era una masía típica catalana, Pablo, el dueño, nos recibió en la misma puerta. Cogimos las maletas y nos registramos. La habitación estaba en la planta baja, independiente de la entrada al resto de ellas y al comedor. Tenía una cama de metro y medio, 2 mesillas… todo en una decoración rústica, a continuación, un pasillo con un armario y al fondo un baño.

Cuando cerró la puerta de la habitación, Su cara cambió, se volvió seria….

  • Mi Señor......

  • No quiero oír ni una sola palabra. Coloca la ropa en el armario.

Él se tumbó en la cama y yo me puse a deshacer las maletas y colocar toda la ropa en el armario.

  • Mi Señor. ya está toda la ropa colocada.

  • Ven aquí.

Mientras me acercaba a Él se levantó de la cama, me dio un beso que me supo a poco, fue tan frío, o yo al menos lo noté así. A continuación, y sin esperarlo, me soltó una bofetada mientras me tiraba sobre la cama y me decía “no se te volverá a ocurrir impedir que yo acceda a cualquier parte de tu cuerpo”.

Me subió la falda, y empezó a arrancar con las manos la parte de arriba de los pantys, con fuerza, con decisión. Rompió justo el espacio para dejar mi sexo al aire, estaba asustada, nunca Le vi así, pero al mismo tiempo era tan excitante. Me miró fijamente, con cara de enfado, de incredulidad por ese fallo cometido, y me preguntó:

  • matique, te lo voy a preguntar una vez más y por última vez, ¿por qué has venido con unos pantys, sin medias, sin poderme permitir acceder libremente a lo que me pertenece?

Yo Le miraba a la cara, no tenía ninguna explicación, solamente Le dije

  • Lo siento mi Señor, me despisté hablando por teléfono con Vd.

  • No puedo creer lo que oigo, ¿me estás echando la culpa de no estar preparada para tu Señor?

  • Es la verdad Señor, me olvidé mientras hablábamos, fue así Señor.

  • Cállate, ni una palabra más. No me esperaba esto de ti, me has desilusionado.

Aquellas palabras se clavaron como un puñal en mi corazón. A continuación se bajó los pantalones, se bajó el bóxer y me folló, simplemente, sin ningún cariño, sin ningún beso, sin ninguna caricia… de una manera fría y distante. “Ni se te ocurra correrte” dijo. Dios, cómo iba a poder hacer eso, contenerme… me estaba llevando al orgasmo, pero no sé cómo lo hice, sería el miedo, la vergüenza… estaba descolocada, creo que todo eso hizo que no me corriera, pero ÉL sí lo hizo. Cuando terminó me indicó que me levantara y limpiara Su miembro con mi boca. Una vez que lo hice, me empujó hacia atrás “así te quedarás hasta que yo te indique otra cosa”.

Se subió el bóxer y el pantalón, y salió fuera. En el jardín había unos sofás de ratán, bajo una pérgola que habían ido construyendo unas enredaderas… hacía una tarde fantástica. Se pidió un vino y Se puso a leer. Yo, mientras, seguía encima de la cama sin mover un músculo. Pensaba y pensaba qué coño me había pasado. Sabía que Su enfado no iba a ser fácil evitarlo, tampoco sabía cómo actuar ante esa nueva situación, totalmente desconocida para mí. Mi corazón estaba triste, Le había fallado a mi Señor y eso es lo peor para una sumisa. Es una sensación entre pena, rabia, incredulidad, pero sobre todo me sentía avergonzada por lo sucedido, no podría volver a mirarle a la cara. Temía el momento en el que apareciera por la puerta.

Él siguió fuera hasta que empezó a hacer fresquito y entró en la habitación. Mi corazón se aceleró al oír la puerta, ni me atreví a girar la cabeza. Se acercó a mí, me dio la mano para incorporarme y me dijo

  • A la ducha, arréglate para salir a cenar. Quiero que vayas elegante pero discreta, espero que cuando vuelva estés preparada… y a ver si esta vez no metes la pata.

  • No Señor, estaré preparada.

  • Bien, ahora vuelvo. Y cambia la cara, te quiero ver guapa y sonriente.

Ni un beso, ni una caricia. Nada, no recibí nada cuando Se fue. Mientras me duchaba, lloraba, ¿qué iba a pasar? Pero tenía que cambiar mi aptitud, me quería guapa y sonriente. Terminé de ducharme, me di crema por todo el cuerpo, me perfume con Su colonia favorita Eau de Rochas. Fui a la habitación y saqué mis medias. Una falda de tubo, negra por encima de las rodillas, una blusa con escote de pico, sujetador blanco de blonda. Me maquillé discretamente como a Él Le gustaba, un poco de sombra, raya, rimmel casi imperceptible, colorete y labios en tonos granates, al igual que las uñas de las manos. Zapatos de tacón. Me miré y remiré 100 veces en el espejo, a ver si todo estaba bien.

A las 20.30 entró en la habitación, venía sonriente, Se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla y me dijo “preciosa, voy a ducharme que tenemos reservada mesa para cenar en Tarragona”. Mientras Se duchaba Le estuve preparando la ropa, unos vaqueros, camisa de manga larga blanca y un blazer azul marino y zapatos tipo mocasín negros. Cuando Se vestía estuvimos hablando de una manera distendida, parecía que Se Le había pasado, pero yo sabía que no. Salimos a las 9 pasadas camino de Tarragona capital.

Llegamos al restaurante, era pequeñito pero acogedor, nos indicaron la mesa que teníamos reservada, un poco más apartada de las demás reservadas o ya ocupadas. Enseguida nos atendieron, empezamos con las bebidas, como siempre pidió Él “dos copas de vino Camin´s del Priorat tinto”. Estuvimos hablando de la reserva que teníamos al día siguiente para un spa en un hotel cerca de La Selva que sería una gozada: baños de vapor, termas de agua fría y caliente... ÉL con masaje, yo lo tendría más complicado. Nos trajeron la carta, como siempre pidió ÉL. Todo era para compartir, Yesca de escalibada, Tapa de lagarto ibérico y otra de Secreto.

La cena transcurrió bien, amena, nos reímos, disfrutamos de la fantástica comida. Terminamos con un café y nos fuimos. Él ponía de vez en cuando Su mano en mi pierna, y la subía, acariciando mi muslo, pero sin llegar a mi sexo, yo lo deseaba y Él lo sabía. Llegamos a la casa rural, entramos en la habitación, yo pasé delante y ÉL cerró la puerta tras de sí. Dejé la chaqueta y el bolso en la silla, me giré hacia ÉL, seguía apoyado en la puerta mirándome muy serio, me indicó que me acercara, cuando llegué a Su lado me cogió de la cintura, me besó, era un beso entre tierno y un poco arisco, me subió la falda y mi culo quedó al descubierto… recibí un par de azotes, ni siquiera me atrevía a quejarme. Me desabrochó la blusa, subió mi sujetador y mis pechos quedaron al descubierto, acercó Su boca y mordió los pezones, notaba Su rabia y no pude más, solté un “Ay”, levantó la cara y me dio una bofetada.

  • matique ¿te duele?

  • Sí, mi Señor

  • Bien, sabes lo que va a tocar hoy, ¿no? -Dijo con una sonrisa pícara.

  • Imagino Señor.

  • ¿Imaginas? No Mi matique, no. Ni te lo imaginas. Desnúdate y ves al baño, posición de espera.

Me dirigí al baño, me quité la ropa, la coloqué en el armario y volví al baño. Me puse en posición de espera: de pie, piernas abiertas, manos a la espalda y cabeza baja. Esta vez fue Él quien sacó los juguetes de la maleta y los fue colocando en un silloncito estrecho y alargado que había antes de entrar en el baño y frente al armario. Cuando entró en el baño me dijo

  • matique, mírame.

Levanté la mirada y Sus ojos se clavaron en los míos.

  • Hoy no tendrás nada, no tendrás Mi collar, no tendrás pañuelo y no tendrás muñequeras… sabes lo que significa eso, ¿verdad Mi matique?

  • Por favor Señor, no me deje desnuda, sin sentir como debo sentir, sin mi apoyo.

  • La próxima vez tendrás la cabeza donde la tienes que tener, y no privarás a tu Señor de tener acceso a lo que es Suyo.



Continuará....

Lugar donde transcurre la historia: http://casarurallatrampa.com/