FANTASEANDO

Hoy mismo se publica en el diario Viva Arcos, en su columna La Lanzadera, un texto del escritor Miguel Ángel Rincón. Este pradense de adopción ha colaborado con Tu Punto Hot en alguna que otra ocasión, y de distintas formas: publicando en este mismo blog, aportando su labor como poeta en la presentación de libros eróticos o de intermediario para realizar nuestra labor en la sierra gaditana. Con su permiso publicamos aquí dicha columna, para que no dejéis de fantasear en Semana Santa.


    Hablar de sexo es aún para muchas personas un auténtico tabú; hablar de sexo públicamente y en un medio de comunicación en plena Semana Santa me acarrearía, en épocas pretéritas, un problema bastante serio (a mí y a mi querido director del periódico). Pero los tiempos cambian, afortunadamente, y las cosas se ven de otra manera, las mentes se abren al progreso, a la libertad, y se puede exponer cualquier tipo de asunto sin que la censura saque sus tijeras a pasear, ¿verdad? Hago este preámbulo porque una amiga me invitaba (o retaba, más bien) hace unos días a escribir en esta humilde columna contraportadista sobre las fantasías sexuales, y su beneficioso efecto para la salud mental en las personas que las poseen. Sobre todo en estos tiempos de virus, confinamientos y agobios.

Sabemos que el órgano sexual más potente que hay se llama cerebro, si el cerebro no está por la labor, no hay nada que hacer, por eso son importantes las fantasías, porque activan nuestras agobiadas neuronas, la mayoría de las veces por trabajo, hijos, estrés…, en definitiva por los muchos problemas del día a día. Esas fantasías sexuales oxigenan nuestro órgano pensante y liberan nuestra imaginación devolviéndonos el deseo, la excitación y el erotismo, que muy probablemente anduvieran medio perdidos.

Eso de preguntarle a nuestra pareja por sus fantasías es sanísimo, más sano aún es poder llevarlas a cabo siempre que se pueda (y nos atrevamos a ello), y si no hay pareja, la imaginación también es primordial para crear situaciones y fantasías a la hora de disfrutar en soledad.

Como no soy experto en el tema, he consultado a personas que sí lo son y me comentan que una fantasía es todo aquello que nos estimule. Hay que buscar fuentes de inspiración (libros, canciones, series, películas, experiencias vividas, etc.) que consigan poner nuestros sentidos en el camino de lo erótico. También me comentan los expertos que eso de tener fantasías sexuales es algo completamente natural y muy saludable desde el punto de vista psicológico. Fantasear en pareja o en solitario sirve para desconectar la mente y crear una vía de escape que nos evada del agobio y la rutina. En fin, lo que yo decía.

El sexo es de las mejores cosas que el ser humano posee, disfrutemos de él en pareja, en trío, en orgía… o en solitario, pero siempre en libertad. Dejemos los tabúes y los prejuicios a un lado del camino y caminemos, quien quiera caminar, claro.

ENCANTO


matique se preparaba en casa para salir hacia la estación. Había vuelto a quedar con Su Señor Lawrence en su refugio de Madrid. Era un sitio especial para los dos, pero más para Él, tenía encanto, un rinconcito donde degustar un buen caldo mientras se disfruta de un buen libro. Cosa que Él hacía todas las noches.

En el viaje repasaba lo que Le había manado Su Señor: vestido, medias e ir sin bragas. Maquillaje discreto. Uñas y pies en tonos granates con el rouge icónico de Dior 999, impecables.

En su pequeña maleta llevaba todos los juguetes, fusta, cuerdas, pinzas, vibradores, collar… lo iba repasando mentalmente. No sabía por qué, pero iba más nerviosa de lo normal, como si algo le faltara y que Le había ordenado expresamente Su Señor. Eso era del todo imposible. matique se había levantado temprano y durmió un poco en el viaje.

Su Señor y ella se iban mandando mensajes, de las ganas que tenían de volver a verse, de todo lo que habría evolucionado matique en este mes y pico sin verse.

Recibió un mensaje de Su Señor que ya había llegado a Atocha y que la esperaba. A la media hora aproximadamente de llegar Él, el tren de matique hacía su entrada en Atocha Cercanías. Fue la primera en bajar del tren y con paso firme se dirigió a las escaleras mecánicas y cruzó el control de viajeros. La esperaba en Brillante donde degustaba del Madrid popular. Él le sonrió, la besó mientras sentía como la caricia de Sus yemas sobre su tez araban su alma, luego la abrazó y matique se sintió la sumisa más feliz del mundo.

Como siempre ÉL Le pidió un café largo con leche fría y azúcar. Mientras lo tomaba, matique no paraba de hablar y de comentarle a Su Señor cosas cotidianas y que, en cuanto hicieran el check in en el hotel, dejarían las maletas en recepción. Le tenía preparada una sorpresa y no quería perder más tiempo en la cafetería.

Su Señor estaba un poco expectante, ¿de qué trataría la sorpresa que Le había preparado matique? Había veces que Le descontrolaba. Se dirigieron a la parada de taxi y pusieron rumbo en uno al hotel que su Señor había reservado.

El hotel era el Urban, en la Carrera de San Jerónimo. Un hotel sofisticado, pero con encanto. Un poco grande para lo que Le gustaba a su Señor, pero tenía un espacio para Su lectura. La habitación que había reservado era del tipo dúplex. En la parte superior había una pequeña sala con un sofá de cuero, una mesa de cristal y un armario, en la que podía deleitarse con Su lectura.

Llegaron al hotel, dejaron las maletas y en el mismo taxi se dirigieron a una librería con historia, con su propio encanto. La librería Grant, en la calle Miguel Servet, en pleno barrio de Lavapiés. Al llegar a este mundo de la letras, de estantes de madera hasta el techo repletos de libros, la típica escalera para llegar hasta ellos, mesas por medio con más libros,... Olor a papel y madera se mezclaba en una armonía que embriagaba.

La cara de su Señor fue de quedarse con la boca abierta, jamás pensó que ella Le llevaría a uno de Sus lugares favoritos, una librería. Llegaron sobre la 1 y se fueron pasadas las 2 de la tarde, y con dos o tres libros en sus manos. La cara de felicidad de su Señor era espectacular, estaba como un niño con zapatos nuevos. Nunca Le había visto así de contento. Salieron andando y cogidos de las manos, pararon un taxi y se dirigieron al Restaurante Bel Mondo. en la calle Velázquez, un italiano muy peculiar. Su Señor pidió de entrantes mortadela al Tartufo y Calzocini para compartir. Y a ella, como sabe que no le gusta el queso, le pidió una Black Mamba y Él se pidió Famosa Mafaldina al Tartufo y de postre la tarta de limón con merengue. Para ella pidió cerveza sin alcohol y ÉL se tomó un par de copas de vino y agua. Estaban hambrientos. El postre de merengue fue espectacular. Al salir se dirigieron al paseo de la Castellana y allí cogieron un taxi que los llevó al hotel.

Al montar en el ascensor, su Señor la “acorraló” contra la pared del ascensor y empezó a besarle, a subir su falda, ya durante la comida y el taxi había comprobado su grado de humedad. Su grado, el grado de excitación de ambos iba in crescendo.

Entraron en la habitación, la puso contra la pared y le subió el vestido hasta la cintura. Al estar de espaldas dio unos buenos azotes en su culo mientras ella, con la cara girada, trataba de buscar Su boca que Él escondía en todo momento. Así estuvo acariciando su cuerpo, sus pechos. Levantó el sujetador y quedaron al aire, masajeaba los pezones, ella no podía parar de gemir, del placer que estaba sintiendo con esa situación.

Fueron a la habitación, la cama era extra grande, antes de llegar a ella pasaron junto a las escaleras que subían hacía el salón de lectura.

Justo frente a la cama había un escritorio, su Señor le indicó que sacara todos los juguetes, cuerdas, pañuelo, muñequeras y las pusiera bien colocados encima de ese escritorio. Y así lo hizo. Se había bajado la falda, se quedó de pie esperando instrucciones, y Él empezó a dar vueltas a su alrededor… la estaba poniendo muy nerviosa. Se puso frente a ella, tenía la mirada baja pero podía intuir Su seriedad, estuvo un rato, el adecuado, observándola. De pronto notó Sus dedos que le levantaban la cara por la barbilla, le acarició la mejilla y de repente sintió dos tortazos, uno en cada mejilla. Se quedó tan petrificada que ni se atrevía a quejarse, ni mover un solo músculo de su cuerpo, su cara era más de susto que de excitación. Le preguntó

- matique, ¿sabes por qué te has ganado esas dos bofetadas?

Contesté con la mirada baja - No mi Señor

- Todo comportamiento tiene una consecuencia, cuando nos conocimos, al poco, y sin Mi permiso indagaste en algo que no debías de haber hecho, esa consecuencia lleva implícito su castigo, ¿lo entiendes?

- Sí mi Señor

- Y la otra es por tu sumisión, no es un castigo, es un premio. Y ahora dicho esto, por favor empieza a desnudarte.

- Sí mi Señor

Se quitó toda la ropa y se quedó desnuda delante de ÉL. Le indicó que levantara la mirada, y Le observara cómo recorría su cuerpo con Sus ojos sin perder detalle de el. Luego notó como pasaba Su mano por sus hombros recorriendo el brazo hasta llegar a la mano y acariciarla. Después su vientre, surcando el ombligo, subiendo despacio, casi sin tocar su piel, con las dos manos recorría sus pechos, los dibujaba con la perfección del arquitecto, hacía círculos alrededor de sus pezones. El estado de excitación de matique estaba elevándose a la enésima potencia, ella Le notaba también excitado. Apretó los pezones, y cuando más lo hacía su cara fue cambiando a una expresión de dolor, se mordía los labios metiéndolos hacia dentro para aguantar el dolor que cada vez era más insoportable, lo cual le obligaba a cerrar los ojos y a gemir de dolor. Y cuando ya creía que no podía más, paró y la besó, con un beso lleno de ternura, de confianza, de pasión, como diciendo “luego vendrán más”.

Le indicó que Le fuera quitando la ropa, con toda la delicadeza que pudiera imprimir al momento. Empezó por la chaqueta, que la colocó en un galán que había en la otra parte del escritorio. La camisa, botón a botón, besándole mientras lo hacía. Con las dos manos y a la altura de los hombros tiró de ella hacia atrás y cayó sobre la cama. Se puso de rodillas y desabrochó el cinturón, el cual indicó que lo pusiera junto con el resto de los juguetes. Desabrochó el botón del pantalón, bajó la cremallera y quedó al descubierto Su bóxer, se notaba Su erección. Sin quitárselo empezó a pasar su mejilla por ella, su boca cerrada se refregaba con lascivia contra su miembro protegido por una pequeña tela que no impidió que se colara alguna gota que segregaba Su miembro cada vez más excitado.

Seguía de rodillas y Le bajó con las dos manos el bóxer. Su miembro, en una erección brutal, quedó al descubierto. Con sus manos a la espalda (como Él le había indicado una vez bajados los boxers) empezó a jugar con con la boca con Su miembro, con Sus testículos. Los lamía e intentaba meterlos en su boca, lamía también Su miembro de arriba abajo, en algunos momentos tenía su mirada clavada a la de Él, viendo, sintiendo, gozando del placer que Le estaba haciendo sentir a su Señor.

Al rato le indicó que terminara de desnudarle, colocó toda la ropa en el galán y se paró a la altura del escritorio.

Lo primero que Él hizo fue ponerle Su collar, en ese momento matique fue otra persona, ya se sentía ella misma, ya estaba en equilibrio, ya entraba en juego la sumisa. No es que antes no lo hiciera, siempre está, pero el símbolo del collar es un momento especial para la sumisa, es símbolo de pertenencia, es como si te pusieran el vestido de fiesta más bonito del mundo. Pero no tiene color a lo que sientes con una cosa y con otra, con el vestido puedes estar guapa, bella, atractiva y con Su collar estás majestuosa, totalmente vestida por dentro y por fuera, aunque estés desnuda dejas de sentir esa desnudez. Te cambia la cara, la sonrisa, tus ojos brillan…porque ya eres TÚ en mayúsculas, ya se ha completado el círculo.

Mientras le ponía el collar su posición era de piernas abiertas, brazos cruzados a la espalda y cabeza baja, es una posición de espera, espera a ser vestida, a ser complementada como si de las mejores joyas del mundo y más caras se trataran. Para una sumisa hay 3 cosas que son SUS JOYAS: collar, pañuelo y muñequeras. El collar ya lo he explicado antes. El pañuelo es el que hace que pierdas el sentido de la vista, pero agudices los demás, y no se siente un azote igual viendo que sin ver. Es más profundo, es más expectante, es un chasquido que sientes como retumba dentro de ti, y con los demás elementos que se emplean en una sesión pasa igual. Y las muñequeras y tobilleras son las que te atan a un lugar de placer, que te dan la libertad para ser tú, para sentir, atada, sometida, inmovilizada todo el “sufrimiento” que va a llegar, pero con el cual el placer que sentirás será sublime, excelso… No se puede describir, es algo que tanto el Dominante, en Su medida, y la sumisa en la suya, sienten. Donde una mirada basta para saber lo que sienten, o una simple caricia. Caricias que se disfrutan estando atada, aquí fue a la barandilla del dúplex, que te pone la piel de gallina, buscas esa mano con la cabeza, y sientes lo que ÉL está sintiendo en esos momentos. Baja Su mano hasta su sexo y comprueba que está empapado de placer, de gozo, del placer de sentirse sumisa, de entregar su sumisión, no hay mayor regalo para su Señor que poder introducir varios dedos a la vez en el interior de su sexo y que no tenga ningún tipo de impedimento, que no ha necesitado lubricar porque ya con sus jugos estaba lubricado, no hay placer mayor. Con Sus dedos dentro de ella su excitación subió varios grados de intensidad, casi estuvo a punto de correrse, pero Él lo notó y paró, era demasiado pronto para concederle ese placer.

Se separó, pasaron varios minutos que se le hicieron eternos a matique, Le oía en el escritorio, e imaginaba que eligiendo el juguete con el que iba a empezar la sesión.

Fueron unas pinzas con cadena, las cuales fueron colocadas en sus pezones, con varios pesos. Acariciaba sus pezones ya pinzados, empezaban a doler pero el placer que sentía le hacía estirar su cuerpo y soltar un gemido de placer. Siguieron una tanda de azotes con la fusta, la mano y para terminar con el cinturón. De vez en cuando acariciaba sus glúteos para calmar el dolor, acariciaba su espalada y la besaba en la mejilla.

La desató, la cogió de la mano y la tumbó en la cama. La puso en posición vertical, sus piernas formando un ángulo de 45 grados, y empezó a notar la lengua de Él en su sexo, como acariciaba su clítoris, ella se arqueaba de placer. Así estuvo un rato, luego metía un dedo, y cogió uno de los vibradores y lo puso en el clítoris, ella se retorcía de placer, sus piernas empezaban a temblar, su orgasmo era inminente, pero paró.

Le pidió que se pusiera a cuatro patas, Él se tumbó en la cama, y le llevó su cabeza a Su miembro, el cual metió en su boca, haciendo movimientos de subida y bajada mientras sus testículos eran acariciados por sus manos, los lamió también. Dejó el glande al aire y pasó la punta de su lengua haciendo círculos sobre el, se retorcía de placer.

“Para”, le indicó Él. Se puso a su lado y le quitó el pañuelo, no sin antes advertirle de la luz. Poco a poco se fue acostumbrando a ella. La tumbó a Su lado, la abrazó y la besó, y volvió a indicarle que siguiera haciéndole una mamada. Ella se puso con la cabeza entre Sus piernas y empezó a meter su lengua en Su ano, notó cómo Se estremecía, y cuánto más Se estremecía ÉL más jugaba ella con todos Sus miembros sexuales.

Al cabo de un rato le dijo “sube aquí”. La puso a Su lado, la besó con besos apasionados, llenos de lujuria, de deseo contenido, como si todavía no hubiesen tenido bastante con el placer que llevaban sintiendo, pero no, realmente no. La penetró como si no hubiera un mañana, suave, más rápido, besándole, ella pidió permiso para correrme, se lo concedió y sintió cómo se le iba la vida, como moría en un orgasmo tras otro, sin poder parar, estaba encima de ÉL y cada vez se notaba más mojada, finalmente ÉL se corrió dentro de ella, notó como Su leche caliente la invadía, llenaba todo el espacio que dejaba Su miembro dentro de ella, notó cada convulsión que daba conforme salía el jugo de Su placer, para acabar, sin sacar Su miembro de dentro de su cavidad vaginal, encima de ella, jadeante y sudoroso, como estaba ella también. Cuando recuperaron el aliento se fundieron en un beso lleno de ternura, de cariño, de mimo, pero no dejaba de tener esa esencia de pasión.

Estuvieron comentando cómo había ido y se fueron a la ducha, en la cual, volvieron a disfrutar de mimos, caricias, besos… no sé qué tienen las duchas que te invitan a volver a tener sexo, a follar otra vez, cuando notas el agua caer.

Se secaron, matique a Él como siempre, y se pusieron los albornoces. Subieron al saloncito de arriba, había un par de mantas en el armarito y se recostaron en el sofá con ellas, Él cogió Su libro de Proust ”En busca del tiempo perdido”, ella se apoyó sobre Él y se quedó dormida.


Lugares mencionados en este relato:


MASTURBADORES

De los poco artículos para hombre que hay en la tienda uno de los más demandados son los masturbadores. Y aquí encontramos una gran variedad donde elegir. Comprados por chicos solteros o por parejas son artilugios hechos para el disfrute masculino, que además pueden servir como entrenamiento para eyaculadores precoces o no tanto, buscando controlar tanto erección como eyaculación.

Como se dice en el párrafo anterior, hay una gran variedad y aquí vamos a dar a conocer algunos modelos para que conozcáis sus diferencias básicas.

Para empezar están los conocidos como “huevos” que son simplemente una funda de silicona suave y muy flexible texturizada en su interior que se usan para la masturbación manual, los diferentes tipos de textura interior: rayas, puntos, figuras geométricas, etc... producen distintas sensaciones cuando se desliza por el tronco del pene.

Lo siguiente sería un masturbador con forma de vagina, ano o boca. Una pieza, normalmente de un material muy parecido a la piel humana, que pueden ser de distintos tamaños, desde las que caben en una mano a las que necesitan ser apoyadas en algún sitio para su uso. Aquí también podemos diferenciar entre las que se pueden utilizar con vibración o sin ella, normalmente la vibración se consigue a través de una bala vibradora que se introduce por la parte posterior y se controla con un mando. Las piezas de mayor tamaño suelen tener además dos orificios con los que jugar simulando vagina y ano, teniendo cada canal una textura interior diferente con posibilidad de introducir dos balas vibradoras. Para los que busquen un plus de realismo existen piezas simulando posturas: a perrito, piernas alzadas, etc... , pero al fin y al cabo es sólo una pieza que como mucho puede llegar desde el inicio de las piernas hasta el vientre. Algunas piezas más grandes incluyen los pechos, y si ya queremos una vagina/ano con más cuerpo podemos optar por una muñeca completa.

En muñecas encontramos básicamente tres modelos. Las que son totalmente de plástico, inflables, y que básicamente se utilizan para fiestas. Las de plástico pero con vagina/ano realista y que suelen traer también una cabeza más realista para poder hacer uso de la boca si se desea. Y por último la muñecas completamente realistas hechas de silicona, cuerpo rígido con postura fija o adaptable. En estas últimas el realismo cada vez llega a más, pero no hay que volverse loco con ellas para acabar casándose con una como hizo el culturista y actor ruso Yuri Tolochko.

Volviendo a masturbadores manuales, desde no hace mucho se ha empezado a poner en el mercado unos con doble función. Son productos con forma de pene con un orificio en la parte posterior y texturizada en su interior para usar como masturbador, pero que por su forma y tamaño se puede usar también como funda para el pene y usarlo así para tener relaciones con otra persona. Y hablando de artículos con forma de pene decir que también existen piezas de tamaño grande simulando cuerpo de hombre o de travestí, teniendo sólo el orificio anal y un pene al que también se le puede dar uso.

De los masturbadores más solicitados están aquellos que van incluidos en un envase sólido, normalmente cilíndrico, más cómodo de usar y, sobre todo, de guardar. De este tipo existe también una amplia variedad, tanto en su forma exterior como en su interior y sus funciones. Desde los botes básicos cuyo interior puede simular una vagina, ano o boca, e incluso una tapa en cada lado con dos orificios distintos, a aquellos que pueden incluir vibración y sonido. En vibración hay varias opciones dependiendo de la procedencia y de la manera de controlarla (bala extraíble, sistema integrado, control por mando con cable, en el mismo bote, o por control a distancia) y en el tema de sonido las hay que emiten sonidos (gemidos que acompañan las embestidas) o que funcionan con un control por voz.

Destacar los botes realistas cuya vagina o ano que se pueden encontrar al levantar la tapa son réplicas de actrices o actores del cine porno. Para sibaritas o seguidores de tal o cual actriz o actor.

Otras de las diferencias con las piezas sueltas está en que la mayoría de estos botes ejercen un efecto de succión cuando se introduce el pene lo cual provoca un mayor placer, que alguno de estos botes tienen la opción de intercambiar la manga interior cuando estas se van degradando o simplemente para sentir de otra manera al cambiar la forma del canal interior, y que algunas disponen de una base con succión para poder fijarla en cualquier sitio no poroso como la pared de la ducha.

Pasamos a masturbadores que destacan por su funciones. A falta de un realismo, por imagen o textura, estos destacan por contar con vibración integrada con diferentes opciones, por tener efecto calor alcanzando una temperatura similar al interior de una vagina, o por tener un efecto de rotación que pretende simular una felación. No quita que la combinación de estas funciones se pueda dar en un solo masturbador. El efecto calor al menos ya se puede implementar en otros masturbadores gracias a que se vende un artilugio que calienta el interior del juguete que tengamos.

El summum de la tecnología la encontramos en Kiiroo, sus masturbadores se pueden conectar en la distancia con el vibrador de la pareja. Cuando digo distancia digo uno en Huelva y el otro en Lérida, por ejemplo. Esa conexión permite interactuar con la pareja, sintiendo mutuamente lo que hace la otra parte. Si no se tiene pareja y se busca algo de interacción se puede optar por la opción de Kiiroo de conectarse con algunos sitios de vídeos porno, incluso usando gafas de realidad virtual, haciendo que la experiencia de usar el masturbador sea mucho más real al funcionar sincronizado con lo que se ve.

Para acabar, y porque quizás alguien se lo pregunte, todos los masturbadores están diseñados para poder ser limpiados fácilmente con agua tibia y jabón neutro en el caso de eyacular en su interior, y si se tiene duda simplemente se puede usar con cualquier tipo de preservativo. Lo que sí es conveniente es usar siempre lubricante a base de agua, aunque el material nos parezca de lo más real, a no ser que el material sea de Water Skin que entonces sólo necesita unas gotas de agua para generar lubricación.

En nuestra web tienes una amplia selección de modelos. Si a pesar de lo leído aquí o de las especificaciones de cada producto en la tienda online tienes alguna cuestión no dudes en ponerte en contacto con nosotros por cualquiera de los canales disponibles.



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PRIMERA VISITA DE MATIQUE A MADRID

 


Nos encontramos en la estación. El había llegado antes que yo y me esperaba tomando un café en una de las múltiples cafeterías que hay en Atocha. Yo iba hecha un manojo de nervios, ¿cómo sería ese primer contacto? ¿habría dos besos uno en cada mejilla? ¿habría beso en los labios, apasionado, seguido de un abrazo?. Mi cabeza no paró en todo el tiempo que duró el viaje.

Y por fin llego, bajo del tren, subo las escaleras mecánicas, paso el control de viajeros y enfilo dirección hacia la primera cafetería que hay frente al Imaginarium. Le veo de espaldas y mi corazón se acelera, pulsaciones a 140 por lo menos, estoy a metros de ÉL, por fin, después de tanto tiempo nos veremos, nos tocaremos, nos oleremos, sentiremos nuestra respiración. Imagino que igual ÉL también estará nervioso, espero que no, que alguien al menos esté tranquilo.

Estaba de espaldas, pero al mismo tiempo que llego a la entrada de la cafetería se gira, cuando me ve me sonríe y Le devuelvo la sonrisa. Se levanta del taburete y cuando estoy justo a Su lado me dice “bienvenida matique, un placer por fin conocerte en persona”, yo Le contesto “el placer es mío Señor” y a continuación me da un cariñoso beso en la mejilla, sólo uno, pero que hace que sea intenso y que dure un poco más de los normal. Realmente me sabe a poco. Pero todo se está haciendo a Su ritmo, como Él cree que debemos llevar la relación. Me ofrece un asiento, y me pregunta

- ¿Tomarás un café o prefieres otra cosa?

- Café Señor, gracias.

En ese momento recordé una conversación en la que me dijo que ÉL pediría por mí.

- Por favor, un café largo con leche fría y azúcar.

Observé que ÉL estaba bebiendo agua. Me pusieron el café. Yo estaba súper tensa, pero me cogió la mano mientras hablábamos, y me fui calmando.

Después de tomar el café, cogimos un taxi y nos fuimos al hotel. Nos registramos, yo me dirigí al baño y me cambié de ropa. Falda negra, medias, jersey negro que hacía que mi sujetador, también negro, se transparentara. Dejé la maleta en recepción con la suya y nos fuimos a dar un paseo por la Gran Vía. E hicimos realidad lo que dijimos, bailar nuestra canción por la Gran Vía de Madrid. Fue muy muy divertido.

Luego nos dirigimos hacia la Plaza del Sol, calle del Carmen y en un bar pequeñito, que es visita obligada cuando se va a Madrid, comimos un bocadillo de calamares y picamos algo más. No parábamos de hablar, de tener las conversaciones que siempre habíamos querido tener, cara a cara, sentados en los taburetes bajitos, de lado para estar de frente, notaba Su mano en mi pierna, de vez en cuando subía un poco más, Sus ojos clavados en los míos observando mi reacción, y yo cada vez estaba más excitada… habíamos comentado tantas veces este momento, y era realidad. De vez en cuando nos besábamos, nos cogíamos las manos, teníamos tanta necesidad de sentir y de tocarnos. Era una situación que me hacía excitar a cada roce con Su piel, Su mirada era penetrante, Su sonrisa maravillosa y Su voz, Su voz que tantas veces escuché por mensajes de audio, era si cabe, más dulce y más atractiva al oído, que me hacía estar alerta a cada momento a Sus deseos, a veces era más amable otras era tajante, para que me quedara claro, por si aún no lo tenía, quién era ÉL.

Al terminar de comer, nos fuimos al hotel, recogimos las maletas al llegar y subimos a la habitación. En el ascensor me besó, me miró serio y noté como Su mano subía por mi muslo hasta llegar a mi sexo, sexo que estaba al desnudo pues esa fue la orden que me dio. Sólo rozarlo y no pude por menos que soltar un gemido de placer. Estaba tan cerca que noté como Su miembro marcaba mi pierna.

Entramos en la habitación. Era una habitación sencilla pero sofisticada. Nada más entrar estaba el armario, el baño y la habitación. La cama era extra grande, cabecero de madera con mesillas incrustadas en el. Luces de lectura al aire. Un ventanal nos ponía Madrid a nuestros pies, en la esquina un bonito escritorio, una silla y una gran pantalla de televisión. Justo delante del ventanal, y frente a la cama, había una butaca de cuero negro y al lado una mesita de cristal.

Dejamos las maletas y me cogió del pelo y me besó con lujuria, cogió mis pechos con fuerza, me acarició de arriba abajo. De repente me apartó, Se dirigió a la butaca, Se sentó y me dijo

- matique, mastúrbate para mí.

Empecé a temblar, bueno, no había dejado de hacerlo en todo el día. Abrí mi maleta, saqué los vibradores que iba a utilizar. Una bala pequeña, una más larga y estrecha, y un vibrador clitoriano, el bote de lubricante, y los puse en la mesilla. Cogí una toalla del baño y la puse encima de la cama.

Me desnudé completamente, me dirigí a la cama, me tumbé encima de la toalla, cogí un poco de lubricante y unté la bala pequeña.

El hecho de saber para qué iba a servir me excitaba mucho más de lo que ya lo estaba, tener el honor de hacerlo por quién lo hacía ya era sublime, que no es otra que nuestra C., pero saber que durante todo el tiempo que durase mi masturbación Él estaría sentado en la butaca de cuero, un poco apartado pero con una visión suficientemente clara de todo mi cuerpo, mis pechos, mis movimientos, mis expresiones, mis arqueos, y lo justo para poder oír mis jadeos, fue un deleite.

Esa bala pequeña va entrando poco a poco en mi ano, no fuerzo más pues noto el vibrador y es suficiente para excitar esa parte de mi cuerpo que jamás sintió nada de placer. La siguiente bala, más larga, va a mi vagina, y llega hasta el fondo, cuando la noto muy dentro la enciendo y la dejo que vaya haciendo su trabajo, follándome despacio y suave, pero con una vibración muy efectiva.

Y le veo, sentado, piernas cruzadas y la mano casi cerrada, excepto el dedo índice que apoya en la mejilla y el pulgar en la barbilla.

Por último, enciendo el vibrador clitoriano, al cual he puesto una cantidad generosa de lubricante.

Ya están todas las zonas cubiertas, ya pienso en cómo sentía Catherine Millet* en esos momentos, poseída por un número a veces determinado de hombres. Y otras veces indeterminado. El placer que ella siente lo siento yo, y noto como mi cuerpo se arquea, se mueve con determinación al ritmo del vibrador principal que es el clitoriano, intercambiando el ritmo, y llenándome más del placer que sería sentir Su miembro dentro de mí y mientras veo como me observa impasible, sin mover ni un músculo, ni la posición.

Sigo pensando en Catherine Millet*, en el placer que siente al ser libre de poder follar como ha querido, cuando ha querido y con cuantos ha querido. Y me veo haciendo lo que nunca hice, y noto que la excitación va alcanzando niveles de explosión. Aún con los ojos cerrados noto Su mirada clavada en mí, en mi sexo, en mis pechos como son manoseados por mis manos, pinzados mis pezones, el arqueo de mi cuerpo, no perdiendo detalle de cada músculo que se me mueve.

Pienso en Catherine Millet cuando folla por su lugar favorito, es enculada y siente los enviones que le propina su compañero del acto, notando como su miembro se clava hasta dentro, y luego viene uno más fuerte que no esperas, y así una y otra vez… y en ese momento clavo mis ojos en los Suyos, anunciándole lo que está a punto de suceder.

Exploto, tengo “mi pequeña muerte” que dicen los franceses (la petite mort), y me abandono a un orgasmo que no se puede explicar, pero que hace vaciarme por dentro durante un tiempo, sin dejar de gemir ni un instante, hasta terminar extenuada, con una respiración cansada, boca seca y abandonada al placer de las convulsiones posteriores a un orgasmo… al cabo de unos instantes Le miro, y Le susurro un… GRACIAS SEÑOR

Basado en un hecho real.

*Catherine Millet es comisaria de exposiciones, crítica de arte y autora del libro “La Vida Sexual De Catherine M.” donde narra detalles de su vida sexual, describiendo de forma explícita encuentros sexuales que involucraban a desconocidos y a grupos de hasta 150 personas en una gran variedad de escenarios. Libro disponible en nuestra tienda, al igual que los juguetes mencionados en el relato.

Cliquea aquí para ver el libro.

Cliquea aquí para ver vibradores bala.